sábado, 3 de abril de 2010

Energía Oscura


Los astrónomos se enfrentarán en los próximos años al reto de esclarecer el origen de la energía oscura del vacío, que compone más del 70 por ciento del Universo e influye en su expansión acelerada, "y de la que no sabemos nada", afirma en una entrevista a Efe el astrofísico Telmo Fernández. El científico, que es subdirector del Planetario de Madrid, señala que el origen de la energía oscura del vacío "añade más incertidumbre" en cuanto al funcionamiento del Universo y probablemente en los próximos años introduzca nuevas cuestiones "y elementos relevantes" en las teorías astronómicas.
Respecto a este asunto los astrónomos están "en los albores del conocimiento del Universo" y Telmo Fernández precisa que los científicos desconocen de qué está compuesto más del 90 por ciento del Universo.
De hecho, sólo se conoce la composición del 4 por ciento del Universo, como galaxias, planetas, nebulosas y otra materia estelar no visible con telescopios o satélites, pero sí detectable.
Del resto, más del 20 por ciento es la llamada materia oscura, "algo que tuvo más importancia en las primeras fases de la vida del Universo y de la que no sabemos casi nada", sólo que tiene efectos gravitatorios, es decir, ejerce una fuerza de atracción.
Entre las hipótesis que manejan los científicos respecto a esta materia está la de que formaría los agujeros negros y las enanas marrones, explica el astrofísico, que impartió una conferencia titulada "El desafío del Universo: de Tales de Mileto a la energía oscura del vacío" en el Museo de la Ciencia y el Cosmos de Tenerife, en la que efectuó un recorrido por los modelos cosmológicos
desde el inicio de la ciencia.
Pero además Telmo Fernández, autor de los libros "Historias del Universo: la construcción de los cielos" y "El desafío del Universo", puntualiza que "hace muy pocos años" se demostró que el Universo registra un proceso de expansión "acelerada", lo que ratificaba las teorías de Einstein al respecto.
Al contrario que la materia oscura, que ejerce una fuerza de atracción, esta "energía oscura del vacío" es "de tipo repulsivo", es decir, responde a una naturaleza "absolutamente desconocida" que se expande de forma "muy extraña, acelerada e inesperada".
Los astrónomos creen que la energía oscura surgió "prácticamente de la nada, en los primeros instantes del Universo" y se ha detectado a través de la observación de supernovas en galaxias lejanas que disminuyen gradualmente su brillo según pasa el tiempo.
Sin embargo, cuando se observa el brillo de una supernova que no se corresponde a la distancia a la que se encuentra "se induce a pensar que está más lejos de lo
que se creía a priori".
Hasta el descubrimiento de la energía oscura los cosmólogos pensaban que el Universo se contraía por las fuerzas de tipo gravitatorio y fue Einstein quien en la primera década del siglo XX habló de una "constante cosmológica", que explicaría "el equilibrio" en estas fuerzas. Cuando el astrónomo Edwin Hubble presentó la evidencia de la expansión en el
Universo, Einstein aseveró que esta constante había sido el mayor error de su vida.
Lo que además descubrieron los astrofísicos a finales del siglo XX es que el Universo no sólo se expande, sino que lo hace de forma acelerada, no de una manera "normal", como constatan las observaciones del fondo de microondas. Por ello los científicos creen que en el origen del Universo tuvo mayor relevancia la materia oscura y su efecto gravitatorio, mientras que ahora sería más importante la energía oscura del vacío, algo que hace que el Universo se acelere en su expansión y que debe estar en la esencia de esta energía.
Según detalla Telmo Fernández, el efecto de la energía oscura se produce a mayor escala que el de los agujeros negros, de efecto más "local". Por el contrario, la energía oscura se refiere al propio vacío, al espacio entre cúmulos de galaxias, algo cuyo entendimiento "se nos escapa" y que probablemente en los próximos veinte años provocará nuevas teorías astronómicas para indagar en su naturaleza. A ello contribuirán los nuevos proyectos de telescopios espaciales y terrestres,
entre ellos el Gran Telescopio Canarias, que aportarán "datos muy importantes" para esclarecer esta cuestión, puntualiza el astrónomo.

viernes, 2 de abril de 2010

La Máquina de Dios

Los científicos de la Organización Europea de Física Nuclear (CERN) consiguieron este martes las primeras colisiones de partículas en el Gran Colisionador de Hadrones (LHC), experiencia única que marca un hito en la historia de la Ciencia.
Según consigna la agencia Europa Press, citando a científicos del CERN, es la primera vez que se consigue llevar a cabo un experimento de estas características.
El logro se produjo después de que pequeños fallos técnicos en el sistema retrasaran el inicio del experimento en las primeras horas de este martes.
A partir de ahora el LHC funcionará constantemente a energías de 7 teraelectronvoltios (TeV), tras la colisión de las dos partículas, que `viajaban´ a una velocidad de 3,5 TeV cada una.
El plan prevé entrar en fase de toma de datos continua por un periodo de entre 18 y 24 meses, con una breve parada técnica a finales de 2010.
El LHC es el acelerador de partículas más grande del mundo, cuya principal investigación gira en torno a la búsqueda de la `partícula de Dios´ o `Bosson de Higgs´, que podría explicar el origen del Universo.
El experimento que comenzó este martes abre una nueva etapa en la exploración científica que puede revolucionar la física en los próximos 20 años.
Así lo explicó a Efe Teresa Rodrigo, profesora de la Universidad de Cantabria y coordinadora de Alineamientos del CMS, uno de los cuatro detectores del Gran Colisionador de Hadrones. "No sabemos lo que vamos a encontrar, pero abre una puerta que antes no era posible imaginar", confesó Rodrigo.
Los científicos del CERN tratan de hacer colisionar en el LHC dos haces de protones a una energía de 7 TeV (teraelectronvoltios), un experimento nunca antes realizado, y del que se espera que dé respuesta a numerosas incógnitas del Universo y la materia.
Los científicos calculan que los resultados de los experimentos de hoy y los que se desarrollen en los próximos años podrán usarse durante dos décadas, no sólo por toda la información y descubrimientos que aportarán, sino por la lentitud y dificultad de la creación de nueva tecnología.

Fuente: http://criticadigital.com/index.php?secc=nota&nid=40043